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OBS.- Antes de la llegada de los monjes, existía en ese mismo emplazamiento un poblado denominado Oliva, al que alude la documentación coetánea llamándolo "villa", "lugar", constituyendo el núcleo fundamental cuyo nombre quedó como apellido del nuevo monasterio de Santa María. Tal poblado medieval estaba erigido sobre las ruinas de otro milenario. En el otoño de 1828, al construirse una acequia, junto a la muralla que rodea al edificio conventual, "salieron tres con sus inscripciones, que con dificultad y trabajo se pudieron leer". Despreciado este material, sin percatarse de la importancia arqueológica, las tres piezas desaparecieron. De este poblado romano procedía una magnifica estela, ricamente decorada, que, aunque empotrada en el muro del claustro hasta nuestro siglo, se decía procedente de Carcastillo (J.M. Jimeno Jurío en NTCP, nº66).
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