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El cementerio se alza desde 1903 junto al término deVillava (Vid. II.2.26). Con anterioridad, y desde la Edad Media, las inhumaciones de los vecinos del lugar se hacían habitualmente en el «cimiterio» adosado al templo parroquial y, ocasionalmente, en la ermita de San Salvador y en las Cofradías. // Durante la Edad Media, y hasta que el concilio de Trento urgió el respeto a los lugares sagrados, las juntas y batzarres concejiles y otros actos solían tener lugar en los templos y sus cementerios. «En el cimiterio de la eglesia de Sant Joan de Burlada» firmó el canónigo arcediano de la mesa la toma de posesión del contiguo palacio el 12 de diciembre de 1284. // Por encargo de la parroquia, Martín de Andiazábal, maestro cantero, lo cerró con muro de piedra y construyó el conjuratorio (1592). Ocurrió entonces que un vecino, Diego de Ardanaz, obtuvo del obispado un título de sepultura dentro del templo. Los jurados y vecinos denunciaron el hecho ante los tribunales eclesiásticos; según ellos, ningún vecino había sido enterrado hasta entonces dentro, sino en el cementerio. Las Constituciones sinodales aprobadas durante el episcopado de Pedro de Lafuente (1578- 1587) habían regulado los enterramientos, y a ellas se acogió Ardanaz. La sentencia concedió a los vecinos licencia para adquirir sepulturas dentro de la iglesia (1594). // La iglesia vieja tenía el suelo pavimentado de roble; los rectángulos de las «fuesas» o sepulturas estaban marcadas con números romanos en las cubiertas. Cada casa vecinal tenía su «fuesa». Sobre ella colocaban las dueñas los «cajones» y cestillos con la cera, que encendían los días del funeral hasta el cabo de año, y todos los domingos y festivos. Allí rezaban los curas los responsos, que se repetían los días de Todos los Santos y de Difuntos o «de Almas». // Además de los enterramientos en la iglesia y su cementerio, tuvieron lugar ocasionalmente en la ermita y las Cofradías. Durante la peste de 1599, convertidas las Cofradías en hospital para apestados de Pamplona, entre los fallecidos en octubre se contaron Graciosa de Olagüe, cuyo cuerpo «allí se enterró», y don Pedro de Elizondo, teniente de vicario de la parroquial de San Juan (Catedral) de Pamplona, el cual contrajo el mal asistiendo a los primeros afectados en el barrio de la Magdalena, y «enterróse en la iglesia de San Salvador de cabe Burlada»
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Que: Hilerri zaharra
Où: Burlata
Origine:
JIM.SAL.BURL