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OBS.- Corre la tradición, bastante difundida en el País Vasco, de que un gigante llamado Sansón o Roldán quiso destruir Madotz de una pedrada peró resbaló quedando la piedra en el lugar. Todavía se pueden apreciar en ella los cinco dedos de la mano del gigante. Se trata de un menhir prehistórico sito en el camino de Madoz al Santuario de San Miguel. Lo estudió ya Juan Iturralde y Suit en 1895: "Sobresale desde el suelo hasta la parte superior 1,13 metros; el lado o frente donde se ven los misteriosos surcos tiene una anchura de 0,56; es de planta triangular y los surcos son seis, ligeramente curvos y paralelos entre sí; comienzan en la arista que mira a oriente y llegan aproximadamente al centro, hacia abajo; entre el segundo y el tercero de la parte superior hay uno, corto y recto, que los une. Sin género de dudas han sido producidas por un cincel rudo, y su antigüedad es remotísima". "La excavación alcanzó 1,87 metros de profundidad y al final apareció una variación en su forma, porque de la arista donde arrancan los misteriosos surcos o signos, nacía una especie de rama o brazo pegado a dicha arista, cuya parte más gruesa está en la parte más baja, cual si formase el hombro de una estatua invertida". "Hasta el punto donde se abandonó la excavación la piedra alcanzaba una longitud de tres metros, y se hundía aun más en la tierra, conservando siempre, salvo el brazo de que he hablado, su forma triangular". MME. Ha sido recientemente partido y derribado en un acto de vandalismo.
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